TODO UN SIGLO.
(Narrativa).
Autor: Radelys Rodríguez Soto
¿Pesará mucho?-
No hay dudas, es ligero y se lleva como una sábana limpia recién planchada. Es hermoso sentir su peso aprisionando el cuerpo que antes había hecho mil preguntas sobre la misteriosa cifra,… de cuántos kilos remitiría ella tan pequeñita.
Y esta tarde sobre la blanca sabana, el olor a jabón y lluvia, se humedece la añoranza, y Carmen encuentra respuestas justa a todas sus preguntas.
La habitación es segura, la cama amplia y él con su cabeza sobre la almohada, los brazos cruzados no deja de mirarla tiernamente.
Ella con la cabeza sobre también lo mira fijamente. Esta segura de amarlo y de todas sus respuestas.
Ambos cansados del viaje, el calor y el tiempo que esperaron por el ómnibus que demoró medio siglo, se muestran ansiosos pero enamorados y arrastrados por el instinto de quererse.
Los cuerpos se buscan desesperadamente, se besan y la sangre les corre de prisa.
Ella debajo lo acaricia, y lo besa repetidas veces, se da cuenta que el peso no es tan grande, entonces sonriente deja escapar una cifra.
-65 kilos-
No hay dudas, es ligero y se lleva como una sábana limpia recién planchada. Es hermoso sentir su peso aprisionando el cuerpo que antes había hecho mil preguntas sobre la misteriosa cifra,… de cuántos kilos remitiría ella tan pequeñita.
Y esta tarde sobre la blanca sabana, el olor a jabón y lluvia, se humedece la añoranza, y Carmen encuentra respuestas justa a todas sus preguntas.
La habitación es segura, la cama amplia y él con su cabeza sobre la almohada, los brazos cruzados no deja de mirarla tiernamente.
Ella con la cabeza sobre también lo mira fijamente. Esta segura de amarlo y de todas sus respuestas.
Ambos cansados del viaje, el calor y el tiempo que esperaron por el ómnibus que demoró medio siglo, se muestran ansiosos pero enamorados y arrastrados por el instinto de quererse.
Los cuerpos se buscan desesperadamente, se besan y la sangre les corre de prisa.
Ella debajo lo acaricia, y lo besa repetidas veces, se da cuenta que el peso no es tan grande, entonces sonriente deja escapar una cifra.
-65 kilos-
Daniel sorprendido se separa un poco y le pregunta:
- ¿Qué dijiste?-
-65 kilos- Responde Carmen satisfecha y sin dejar de sonreír.
El responde - Qué casualidad,… peso exactamente eso - Y queda pensativo.
Carmen rompe en silencio con una carcajada, lo abraza fuertemente y apaga la luz desde sus ojos, cerrándole la boca con un beso antes de que pueda repetir una palabra, ahora sí está segura que su cuerpo lo resistirá todo un siglo.
- ¿Qué dijiste?-
-65 kilos- Responde Carmen satisfecha y sin dejar de sonreír.
El responde - Qué casualidad,… peso exactamente eso - Y queda pensativo.
Carmen rompe en silencio con una carcajada, lo abraza fuertemente y apaga la luz desde sus ojos, cerrándole la boca con un beso antes de que pueda repetir una palabra, ahora sí está segura que su cuerpo lo resistirá todo un siglo.
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